miércoles, 24 de septiembre de 2008

El reventón

24.09.2008


El escenario de este breve relato se sitúa en una plácida tarde del mes de Septiembre, tras un agradable almuerzo en el pueblo de Las Salas, subo acompañado de un buen amigo a lo largo de la carretera que conduce a Remolina y nos desviamos hasta el muro del embalse por el camino del túnel. Una vez arriba, nos asomamos por el impresionante abismo que forma la bóveda que cierra la angosta garganta de roca. Un estruendo nos saca de nuestro arrobamiento al pasar una motocicleta de gran cilindrada y cruzarse con un camión que le dedica una sonora pitada. El eco del túnel amplifica el fenomenal barullo y nos deja aturdidos.

-Imagínate que colisionan ahí dentro y le da por arder al camión la que se arma
-No andas tan descaminado, hace unos años ya hubo un accidente por una avería y estuvo la carretera cortada toda la tarde hasta que vio una grúa que se llevó el vehículo.
-Si estalla el camión marcha el tunel abajo
-Y probablemente el muro del embalse tambien

Puestos a imaginar los más catastróficos panoramas imaginables, seísmos, ataques terroristas, fatales taras en la construcción, especulamos con la posibilidad de que reviente el forjado dejando total libertad a la brutal masa de agua del río Esla que reposa domada al otro lado del valle.

-Tengo oído por gente que sabe del tema que la ola llegaría hasta las puertas de la propia ciudad de León
-Lo que parece claro es que los efectos serían devastadores al menos hasta Cistierna, donde la vega se ensancha un poco
-Hasta Crémenes no nos daría tiempo ni de buscarnos un altillo
-¿Y qué medidas se tomarían en caso de que una debacle de esta magnitud se llegara a producir?
-Pues que yo sepa no existe ningún protocolo de emergencia
-No, al menos que se sepa en los pueblos, no hay nada previsto
-Es que es algo que en teoría nunca debe suceder
-Tampoco debería haber sucedido lo de Tous y mira la que se montó
-Mi cuñado vivió unos años en un pueblo de Burgos próximo a la central nuclear de Garoña, contaba que había una megafonía y que cada cierto tiempo se hacían unos simulacros para ponerse en lo peor y que si llegaba el día la gente al menos tuviera a qué atenerse

Prosigue la animada conversación desandando el camino recorrido de regreso a Las Salas y tenemos tiempo de tocar otros asuntos como el de las causas de la desaparición de la trucha en nuestros ríos, que bien daría para una reflexión aparte. Al llegar al pueblo reparo en un familiar mamotreto de hormigón instalado por Confederación que afea con descaro el paraje. Ya lo he visto en otros lugares como Liegos o La Villa pero no por ello termino de acostumbrarme a su insolente presencia. Se trata de unos caudalímetros para los que no ha operado en absoluto la obligación de integrarse en el entorno que para los paisanos que aquí vivimos es superlativa hasta rozar en ocasiones el esperpento.

Al llegar a casa me pongo a buscar en hemerotecas algo que tranquilice mi ánimo encendido y doy con esta noticia publicada unos meses atrás en El Mundo:

Ninguna de las grandes presas de Castilla y León tiene plan de emergencias por rotura
.

Algunos datos que extraigo a modo de curiosidad;

Si la presa de Riaño reventase estando prácticamente llena la ola llegaría a León capital en más de siete horas, a Cistierna en aproximadamente una hora y media y a Crémenes en media hora. La velocidad del agua en este último pueblo: 13 metros por segundo con un volumen de unos 70.000 metros cúbicos por segundo. Impresionante.

Antes de esa fecha existen otras referencias a inversiones, planes y proyectos de fondos otorgados a Confederación Hidrográfica del Duero para llevar a cabo estas actuaciones, pero años después no parecen haberse materializado en nada. Sin ser algo que se pudiera calificar como de urgente necesidad, al menos estará conmigo el lector en reconocer que es sintomático de cómo funcionan por aquí las cosas. Que no tengamos que acordarnos de Santa Bárbara al oir tronar...

Vale

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