viernes, 31 de octubre de 2008

Las truchas de mi infancia

31.10.2008




Cuánto hambre quitaron en mi casa aquellas truchas que con furtiva maña sacaba de sus escondites el TíoAlipio. Dónde quedarían aquellas míticas tablas de Bachende, Las Salas... Unas sepultadas bajo el cieno y toneladas de agua, otras, arrastradas kilómetros por las inusuales avenidas artificiales.

Mil razones y explicaciones escuché y todas pueden llevar algo de verdad en sí.
El maldito pantano. Aguas abajo del muro, el desove se ve malogrado por los desembalses, cambios en el caudal y en la temperatura del río.
¿Aguas arriba? La porquería que antaño arrojaban los desagües de las casas nada tiene que ver con la que hoy se vierte. Las depuradoras de los pueblos, sin funcionar, provocan que la falta de oxígeno y la contaminación sean un serio problema,
¿Y los regueros de montaña? Ya no se ve esa profusión de renacuajos, orugos, saltamontes y demás fauna de río, asociada quizá a la presencia habitual de ganado. La ausencia del paisano que con su aprovechamiento de los árboles y arbustos ribereños hacía que llegara la luz al río, parece ser otro motivo a tener en cuenta.
No pretendo hacer una enumeración exhaustiva de las razones que se barajan, para el lector interesado le recomiendo que busque bibliografía de Francisco Purroy, profesor de la Universidad de León que ha escrito sobre el tema.

Sin embargo, no es ecesario ser una eminencia para comprender que es un frágil ecosistema que sigue sufriendo demasiadas agresiones injustificadas. Muchos de nuestros ríos siguen siendo escombreras de obras, cuando no directamente vertederos de electrodomésticos y otros enseres para los que no existe un servicio municipal o mancomunado de recogida específico.
Las culpas repartidas. A quien pudiendo, no pone los medios para evitar esta situación, y a nosotros mismos, que lo cierto es que no es que seamos más guarros que antes, sino que como hijos de nuestro tiempo, hemos pasado de la necesidad al exceso, de la autosuficiencia al consumo, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.

A propósito de estas reflexiones, la meritoria labor de La Crónica de León en la década de los noventa recorriendo los principales ríos de la provincia, se ha visto renovada por una reciente colección, que de manera a mi entender más poética, vuelve a remontar los cauces del Esla, Cea, Curueño, Sella, Luna, Bernesga, Torío ... Adjunto unos vídeos correspondientes a la primera parte del Padre Astura, presentado por el incansable Merino, y animo al lector a sumergirse en esta preciosa colección.

Vale.






1 comentario:

Chema dijo...

Junio,mes de la siega de la hierba y mes por excelencia de serenos y truchas a mosca.
Por el mes de junio todo se llenaba de vida y los campos parecian tener más vida aún de la que parecia,los prados bien cuidados no sólo albergaban la hierba para el sustento del ganado,si no que un sin fin de insectos en forma de saltamontes,grillos,cascudos,saltonas etc,tenian en ellos su particular "casa" y un refugio excelente.
Quien no recuerda el haber pescado en ríos de montaña al lado de esos prados donde su manto verde llegaba hasta el mismo cauce,todos aquellos insectos que caian al agua y que provocaban cebadas de grandes truchas, como nos deleitaban aquellas truchas comiendo todo aquello que caia al agua.
Los prados despedian un aroma especial a hieba fresca por la mañana que nos llenaba de olores que todavia seguimos recordando y por los atardeceres y ya al sereno ,ese rocio...... ¡hummmm! que fragancia,que recuerdos y por la siega ¡ohhhh!......

El Omaña una de las zonas más ganaderas tradicionales tenia gran cantidad de prados a las orillas del rio,el alto Luna,la zona de Riaño etc
Hoy por desgracia esos prados ya no dan de comer a ningun ganado y al estar casi abandonados y muchos con mucha maleza toda aquella vida a desaparecido para perjuicio de las truchas y del pescador,eran otros tiempos ya pasados y que no volveran ¡que pena!.

Los serenos en este mes y en esas zonas cerca de los prados eran excelentes,saltonas y cascudos en especial eran devorados por las grandes truchas que habia y que hoy han desaparecido,acudiamos a pescar el sereno y la mayoria de las veces veniamos para casa sin cuerdas (se llevaban 3 o 4 y montadas en hilo del 24)y a veces sin truchas,eran otros tiempos que aún hoy seguimos recordanado aquellos aromas,aquellos serenos y aquellos amaneceres.

Aunque hoy todo aquello casi ha desaparecido el pescar el sereno de mañana o de noche en este mes tiene un encanto especial al que todavia nos resistimos a abandonar pues junio sigue siendo mes de siega,saltonas,serenos y truchas, recordemos aquellos aromas..... ¡hummmm!.
Saludos